Por lo general, las personas con discapacidad tienen mucha más dificultad para conseguir un trabajo que el resto de las personas. Algunos de los problemas u obstáculos por los que les es difícil acceder a un trabajo decente son:
- Un nivel educativo y una cualificación profesional baja o que no se adapta a las necesidades reales del sistema productivo.
- Falta de motivación e información de la propia persona con discapacidad y de sus entornos familiares, que se traduce en dificultades para mejorar su cualificación profesional o desarrollar habilidades de búsqueda de empleo. En algunas ocasiones esto se da porque los familiares de la persona con discapacidad tienen miedo de que ésta salga a trabajar, temen por su seguridad.
- Actitud inicial negativa de una parte de los empleadores o de los responsables de recursos humanos que revela un prejuicio inicial hacia la capacidad de las personas con discapacidad. Por ejemplo, se cree que las personas con discapacidad generalmente tienen una baja capacidad de aprendizaje o que contratarlas tendrá altos costes por la adaptación de lugares y puestos de trabajo.
- Dificultades para acceder a fuentes de financiación para crear su propio negocio, lo que limita su capacidad emprendedora.
- Dificultades de accesibilidad (transporte, adaptación de centros de formación o de trabajo) que pueden obstaculizar o encarecer la integración laboral.
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